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N.E.P. y depresión
Sobre este tema, como en los demás artículos que hemos publicado en esta página web, podríamos extendernos hasta escribir un libro (o varios) porque sobre la depresión, sus causas y consecuencias y cómo corregirla hay muchas implicaciones y demasiado que comprender. Por eso voy a hacer un pequeño resumen de cómo el sistema de Psicología Neuroenergética puede contribuir a resolver este "trastorno", que va aumentando en nuestra sociedad occidental año tras año hasta haber alcanzado unos niveles que ya se califican de epidémicos.
La depresión se manifiesta con diversos síntomas como cansancio, falta de ilusión por actividades que antes satisfacían a la persona, focalización en los aspectos más negativos de la vida, de los demás, de uno mismo, visión de futuro negativa o incluso, en casos graves, no ver futuro, falta de proyectos, enlentecimiento motor (en casos graves apenas se mueven o lo hacen de forma lenta o taciturna). Pero también la persona puede mostrarse irritable, hostil, antipática, buscar el aislamiento, la soledad, rechazar intentos de ayuda de los demás. En los niños se suele manifestar con rabietas frecuentes, comportamiento agresivo, expresiones de enfado en vez de tristeza, etc...
Encontramos también una forma de depresión más profunda, en función de la capacidad de reflexión del que la padece, que se denomina depresión existencial. En ella la persona no encuentra sentido a su vida o a la vida en general, ni entiende para qué estamos aquí ni qué hacemos o hacia dónde vamos. Es característico encontrarla en épocas vitales de transición como la adolescencia, la llamada crisis de los 40, la jubilación, el nacimiento de un hijo, etc... pero puede aparecer también en cualquier otro momento.
El enfoque de la medicina actual en occidente, la psiquiatría, es considerar la depresión como un desequilibrio de ciertos neurotransmisores y tratar de compensarlos de nuevo químicamente con lo que, teóricamente, desaparece. En concreto el diagnóstico es que hay un déficit de serotonina y una de las soluciones es inhibir su recaptación a nivel celular para que ésta permanezca más tiempo y en más cantidad en circulación.
El problema con este enfoque, como sucede a menudo en la medicina occidental, es que intenta resolver un trastorno complejo (que involucra factores emocionales, mentales y, por supuesto, también físicos) atendiendo a uno sólo de sus componentes con lo que los demás se ignoran y se suprimen. Es por esto que fracasan a largo plazo además de los numerosos efectos secundarios que provocan.
Desde la Psicología Neuroenergética el enfoque es multidimensional (el ser humano es multidimensional) por lo que se tratan todos los aspectos implicados y a la persona de forma global.
Con N.E.P. se corrigen los desequilibrios físicos teniendo en cuenta qué órganos han podido alterarse más en el proceso de la depresión, se identifican las emociones negativas accediendo al momento en el que se originaron y se modifican las creencias que han podido surgir en torno a ella analizando también en qué momento comenzaron. Algunas creencias comunes en personas deprimidas son por ejemplo: “La vida no tiene sentido”, “nada merece la pena o el esfuerzo”, “nunca voy a superar esto”, “hay algo grave en mí, un defecto desde que nací porque los demás están bien y yo no”, “nadie me quiere”, “soy inferior”, “la vida es triste, injusta", etc...
Si no descubrimos y tratamos las emociones y creencias negativas que subyacen a un estado de depresión no estamos resolviendo realmente el problema y éste se hará crónico.
La depresión casi siempre es una queja surgida del inconsciente por situaciones, la mayoría experimentadas en la infancia, que generaron emociones de malestar y que permanecen sin haber sido tratadas de forma adecuada. Habitualmene se activan con alguna crisis vital en la época adulta. Casi todos hemos experimentado sentimientos de soledad, de abandono, de incomprensión, de ser obligados por los adultos a ocultar el entusiasmo, la espontaneidad, de habernos desconectado de nuestra forma de vida natural (no hay animales en libertad deprimidos), etc... y estas emociones están ahí esperando todavía a ser resueltas.
Si no lo hacemos, o bien caemos en una depresión manifiesta, o la persona vive una vida limitada, desvitalizada, impersonal, rutinaria y sin emociones ni plenitud.
Cuando identificamos y tratamos globalmente estas emociones negativas, junto con las creencias y los desequilibrios fisiológicos, la persona recupera la vitalidad y la ilusión por comenzar una nueva forma de vida, más plena, más consciente y con más sentido.
Mª Carmen García-Caro Sánchez
Más información sobre Psicología Neuroenergética
La depresión se manifiesta con diversos síntomas como cansancio, falta de ilusión por actividades que antes satisfacían a la persona, focalización en los aspectos más negativos de la vida, de los demás, de uno mismo, visión de futuro negativa o incluso, en casos graves, no ver futuro, falta de proyectos, enlentecimiento motor (en casos graves apenas se mueven o lo hacen de forma lenta o taciturna). Pero también la persona puede mostrarse irritable, hostil, antipática, buscar el aislamiento, la soledad, rechazar intentos de ayuda de los demás. En los niños se suele manifestar con rabietas frecuentes, comportamiento agresivo, expresiones de enfado en vez de tristeza, etc...
Encontramos también una forma de depresión más profunda, en función de la capacidad de reflexión del que la padece, que se denomina depresión existencial. En ella la persona no encuentra sentido a su vida o a la vida en general, ni entiende para qué estamos aquí ni qué hacemos o hacia dónde vamos. Es característico encontrarla en épocas vitales de transición como la adolescencia, la llamada crisis de los 40, la jubilación, el nacimiento de un hijo, etc... pero puede aparecer también en cualquier otro momento.
El enfoque de la medicina actual en occidente, la psiquiatría, es considerar la depresión como un desequilibrio de ciertos neurotransmisores y tratar de compensarlos de nuevo químicamente con lo que, teóricamente, desaparece. En concreto el diagnóstico es que hay un déficit de serotonina y una de las soluciones es inhibir su recaptación a nivel celular para que ésta permanezca más tiempo y en más cantidad en circulación.
El problema con este enfoque, como sucede a menudo en la medicina occidental, es que intenta resolver un trastorno complejo (que involucra factores emocionales, mentales y, por supuesto, también físicos) atendiendo a uno sólo de sus componentes con lo que los demás se ignoran y se suprimen. Es por esto que fracasan a largo plazo además de los numerosos efectos secundarios que provocan.
Desde la Psicología Neuroenergética el enfoque es multidimensional (el ser humano es multidimensional) por lo que se tratan todos los aspectos implicados y a la persona de forma global.
Con N.E.P. se corrigen los desequilibrios físicos teniendo en cuenta qué órganos han podido alterarse más en el proceso de la depresión, se identifican las emociones negativas accediendo al momento en el que se originaron y se modifican las creencias que han podido surgir en torno a ella analizando también en qué momento comenzaron. Algunas creencias comunes en personas deprimidas son por ejemplo: “La vida no tiene sentido”, “nada merece la pena o el esfuerzo”, “nunca voy a superar esto”, “hay algo grave en mí, un defecto desde que nací porque los demás están bien y yo no”, “nadie me quiere”, “soy inferior”, “la vida es triste, injusta", etc...
Si no descubrimos y tratamos las emociones y creencias negativas que subyacen a un estado de depresión no estamos resolviendo realmente el problema y éste se hará crónico.
La depresión casi siempre es una queja surgida del inconsciente por situaciones, la mayoría experimentadas en la infancia, que generaron emociones de malestar y que permanecen sin haber sido tratadas de forma adecuada. Habitualmene se activan con alguna crisis vital en la época adulta. Casi todos hemos experimentado sentimientos de soledad, de abandono, de incomprensión, de ser obligados por los adultos a ocultar el entusiasmo, la espontaneidad, de habernos desconectado de nuestra forma de vida natural (no hay animales en libertad deprimidos), etc... y estas emociones están ahí esperando todavía a ser resueltas.
Si no lo hacemos, o bien caemos en una depresión manifiesta, o la persona vive una vida limitada, desvitalizada, impersonal, rutinaria y sin emociones ni plenitud.
Cuando identificamos y tratamos globalmente estas emociones negativas, junto con las creencias y los desequilibrios fisiológicos, la persona recupera la vitalidad y la ilusión por comenzar una nueva forma de vida, más plena, más consciente y con más sentido.
Mª Carmen García-Caro Sánchez
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